Hemos querdio abrir un nuevo espacio en nuestro blog, en el que conoceremos mejor a distintos hermanos y miembros de nuestra Comunidad Parroquial, que nos contarán brevemente sus vivencias en torno a nuestra Hermandad y nuestra Parroquia.
Comenzamos en esta ocasión con José Antonio Astilleros González, actual sacristán de la Parroquia y fielmente ligado a ella durante muchos años. ¿Qué vinculación te une con la Parroquia?
Viene de hace mucho tiempo. Mi familia es del barrio. Mi Padre nació en la calle González Cuadrado. Mi abuela frecuentaba mucho la Parroquia y tengo muchos familiares bautizados por D. Antonio Tineo.
Como todos sabémos, eres hermano de los Javieres, ¿Cómo llegaste a esa querida Hermandad?
Llegué de la mano de mi padre del cielo, cuando un Martes Santo, cuando yo salía de un pozo muy oscuro, me lo encontré en la esquina de la calle Feria. De la mano me cogió y el camino a seguir me enseñó, que es la Casa de Dios y que ahora es también la mía en la Parroquia de Omnium Sanctorum. Agradezco a José Jesús Marquez Guerra el que me hubiera abierto las puertas de la Hermandad de par en par.¿Como surgió la propuesta para hacerte cargo de Omnium Sanctorum como sacristán?
Tengo relación con Ángel Cebrero y con su hermano Manolo. Un día, hablando, me dijo que si a mí me gustaría quedarme en su puesto de sacristán. Todo quedó en una charla. Después un día me dijo Ángel que D. Pedro quería hablar conmigo y desde entonces aquí estoy.
¿En que consiste tu trabajo como sacristán?
Lo primero ver que todo está en orden, cuidar que no falten flores, velas, tomar los datos de las partidas de Bautismo, Bodas, Misas, organizar las celebraciones, etc.
¿Con qué momentos disfrutas más en tu trabajo?
En todo momento, ya que es muy bonito estar al servicio de la Iglesia, pero realmente disfruto muchísimo cuando estoy en el Altar Mayor ayudando en Misa.
¿Qué significa para tí, la Reina de Todos los Santos?
Significa mucho, porque curiosamente un día que entró la Reina, me entregaron las llaves de la Parroquia por primera vez. Desde ese momento le pedía a la Virgen que me diera fuerzas para poder estar todos los días junta a Ella y poder darle cada mañana los buenos días y las gracias.
Todos sabemos tu afición por la fotografía, ¿Cual ha sido la mejor instantánea que le has hecho a la Virgen?
Me gustan sinceramente todas, pero por elegir alguna, me encanta una de la Virgen en el Altar Mayor sin corona, ni ráfaga, ni manto, para apreciar aun mejor su belleza.
Durante el Besamanos de la Virgen hay muchos feligreses y personas mayores que llegan a contemplar de cerca a nuestra Bendita Madre, ¿Qué sensaciones te evoca estos momentos?
En esos momentos me causan una gran satisfacción ver como personas tan mayores se acercan a la Virgen a pesar de sus dificultades para desplazarse y caminar, mostrando su fe y amor a la Reina de Todos los Santos para pedirle volver el año que viene a verla de cerca.
Cuéntanos alguna anécdota que te haya sucedido como sacristán.
Una de ellas, fue cuando nuestro hermano Pepe Ávila estaba contemplando a la Virgen en el Besamanos desde su silla de ruedas y me dijo que quería besarle la mano. En ese momento entró en la Iglesia nuestro Teniente, Joaquín de la Huerta, y entre los dos levantamos a Pepe y pudo besar la mano de la Virgen. Los ojos de Pepe lo decían todo.
Por último ¿hay algo que quieras decir a los hermanos de nuestra Corporación?
Agradezco de todo corazón a todas las personas que apostaron por mí a la hora de nombrarme como Sacristán, en especial a José Jesús Márquez Guerra. Que Dios nos Bendiga a todos y nos colme de bendiciones.