Lutgardo García Díaz
...Y cuando el tiempo de glorias se nos
vaya acabando, y sintamos la nostalgia de las horas pasadas. En el barrio
de la Feria, esperaremos venir desde lo lejos a la Virgen que ocupa el
baldaquino como pequeño Vaticano- de la Parroquia a quien da nombre.
Aquella que fue madrina de bautizo de tu abuela. Y la visión del cortejo
elegante, solemne- nos devolverá, como un barco recuperado de su naufragio,
el feliz recuerdo de aquella por quien recibiste nombre en el bautizo.
Aquella mujer de ojos tiernos a quien hoy aquí le digo
:
Quisiera devolverte como vuelven
las olas a la mar de aquel verano,
como tornan eternos los segundo
en que fuimos felices porque amamos,
quisiera regresar aquellos ojos
que aglutinaban sol y desengaños,
a la media sonrisa entre macetas
y tendederos puestos en el patio
con el hilo de alambre y con la ropa
levantada en el aire por un palo.
Quisiera devolver el almanaque
viendo caer las hojas, muy despacio,
aquel Judas Tadeo en la cocina
y a la puerta pintada y al Sagrado
Corazón de Jesús en la mirilla
mostrándonos su amor mientras tus
pasos
se acercan arrastrados- por la sala
de aquel humilde y limpio piso bajo.
Quisiera devolver aquellas tardes
que se escapaban, sí, casi sin darnos
cuenta mientras la copa recogía
una conversación que aún no ha
acabado
Yo hoy quisiera encender tantos
recuerdos
soplarlos como ciscos, reavivarlos,
que me cuenten, de nuevo aquellas
tardes
de otoño por las calles de tu barrio.
Otoño de posguerra y sabañones,
donde la cohetería va anunciando
que la que vio el bautizo de tus hijos
se acerca ya a la ojiva sobre el paso.
Ya viene este año toca
dicen todos,
ha madrugado por la calle el bando
que indica que la luz de su sonrisa
llenará los zaguanes solitarios,
será una llamarada en los pasillos
donde duermen los rostros de los
cuadros.
Y por eso has colgado los balcones,
y ha puesto tu marido en el tejado
una guirnalda de color de rosa
que atraviesa la calle lado a lado.
Ya viene por tu calle, ya se acerca,
los niños van corriendo, y dan saltos
alrededor del fuego de bengalas
que ilumina las sombras del ocaso.
Ya viene por tu calle, ya se acerca
con el niño dormido de su brazo
mientras los santos cantan bajo el
suelo
repitiendo palabras de los salmos-
Ya viene por tu calle, ya se acerca
y tus ojos se van hacia lo alto
y en ellos se repite su finura
su ráfaga y el verde de su manto
y un estruendo de trompas y tambores
acallan el píopío de los pájaros,
y el maestro Tejera muy solemne-
saluda con un gesto de su mano
si perder el compás mientras camina
en un arder de trompas resoplando
cien notas que se van del pentagrama
-metálicas y tiernas- calle abajo.
Yo quiero devolverte pues quisiera
tener aquella hora entre mis brazos,
y mirarme en la bruma de tus ojos
recordando momentos, recordando
Que por tu casa ya no viene nadie,
mas mi memoria no pasa de largo
cuando llega noviembre a calle Feria
y el corazón recuerda tus abrazos
tu sonrisa de plata donde estaba
la memoria del tiempo de aquel barrio
y aquel tiempo feliz -en color sepia-
todo mucho más pobre y más humano.
Te fuiste, mas me queda tu recuerdo
cuando viene la lumbre de aquel paso,
y noviembre se llena los bolsillos
con sones de una banda en el ocaso,
cuando viene la Virgen sonriendo,
aquella que escuchaba risas, llantos
la Virgen que acompaña a sus vecinos
y que los va llevando de la mano
al cielo que es descanso y es la
meta
.
al cielo que soñamos los cristianos
al cielo donde espero ver tus ojos
al cielo donde estáis Todos los Santos.